¡Vamos a hacer los deberes!

Fuente: Educastur
Las familias tienen que ayudar a los niños y las niñas a desarrollar actitudes positivas a la hora de hacer los deberes, a la vez que incidir especialmente en la organización de la agenda escolar, el espacio y el tiempo en el momento de programar las tareas a realizar. También es interesante reforzar las técnicas de estudio. Pero, ¿cómo lograr que los deberes sean una experiencia más positiva para los hijos e hijas?


En primer lugar es importante que los y las menores entiendan por qué es importante que hagan los deberes encomendados cada día. Es una tarea de los padres y las madres explicar a sus hijos e hijas que nada que realmente merezca la pena se consigue sin esfuerzo y que, por ello, es necesario seguir trabajando después de clase. La familia debe recordar a los niños y niñas que hace falta que practiquen mucho con los conocimientos que aprenden a diario para llegar a poder dominarlos con facilidad.


Es importante, también, que las familias fijen una hora y un lugar para que los y las pequeñas hagan sus deberes. El lugar escogido puede ser cualquiera donde se pueda trabajar cómodamente y donde no encuentren demasiadas distracciones, aunque es preferible que cuenten con un área, aunque sea pequeña, especialmente destinada al estudio, porque así los niños y las niñas cuentan con un rincón donde mantener sus útiles y herramientas de aprendizaje, como los bolígrafos, los cuadernos, el atlas o los rotuladores, siempre en un mismo lugar. Además, según los psicólogos especializados, el estar en un área especial evoca un sentido de propósito en los escolares y los ayuda a concentrarse en las tareas que tienen. Lo que es un error es obligar a los niños y las niñas a hacer sus tareas siempre en una mesa concreta o en una biblioteca, no pasa nada si ellos y ellas prefieren trabajar una atmósfera más informal y relajada. Pueden hacer los ejercicios en el sillón o en la mesa de la cocina, por ejemplo, lo importante es que estén cómodos y que no existan distracciones a su alrededor. Eso sí, una regla de oro es no dejarles nunca hacer los deberes con la televisión encendida, porque esto fomenta malos hábitos de estudio.


Es más importante, en cambio, que los deberes se acepten como parte de la rutina diaria. Siempre tiene que haber un tiempo reservado para las tareas escolares, incluso los días que no se tengan deberes, los niños y niñas tendrán que aprovechar el tiempo de estudio en actividades relacionadas con los conocimientos que ha adquirido, como, por ejemplo, en leer y escribir.
Para ayudar a los niños y las niñas a planificarse es importante saber cuánto tiempo tendrán que dedicar cada día a los deberes, esta información la podrán conseguir en la reunión de padres y madres con los profesores y profesoras o poniéndose en contacto a principio de curso con el tutor o la tutora. Con todo y con esto, no se puede determinar una hora fija para que todos los niños y las niñas hagan los deberes. Algunos y algunas conservan sus energías cuando vuelven del colegio, pero otros y otras necesitan descansar un rato. Por eso, es importante que la familia haga partícipe a los hijos y las hijas de la decisión acerca de cuál será el mejor momento. Sería conveniente que si en la familia hay varios hijos o hijas se escojan tiempos de estudio simultáneos, ya que si no se hace así, es muy probable que acaben molestándose unos a otros.


A la hora de planificar la realización de tareas pendientes o inacabadas y ejercer cierto control de los deberes, es fundamental habituar a los y las jóvenes en el uso de la agenda escolar, en ella podrán anotar las tareas que han de terminar, los temas a estudiar y los plazos para entregar un trabajo o preparar un control.
Los y las escolares deberían acabar sus deberes, como muy tarde, unos cuarenta y cinco minutos antes de irse a dormir, para que puedan disfrutar un poco de tiempo libre y de relax. Otro tema es cuánto ayudar a los hijos e hijas a hacer los deberes. Es importante que las familias den aliento a los y las escolares, pero eso no significa tener que resolverles todas las dudas. Es buena idea sentarse cerca de los niños y las niñas mientras hacen sus tareas para que sientan su apoyo.


También es importante ayudar en ciertas partes de la tarea e, incluso, participar escuchándoles cuando leen en voz alta o explicándoles algún punto que el niño o la niña no entienden bien, por ejemplo, pero no hay que convertirse nunca el padre o la madre que “hace los deberes”.
Si el niño o la niña se resiste a hacer los deberes hay que explicarle las consecuencias claras de esto. Determinar qué sucederá si sus hijos e hijas fallan en cumplir sus obligaciones. Una idea es identificar varias actividades o privilegios de los que los niños y niñas disfrutan todos los días. Si cumplen las expectativas establecidas, continuarán disfrutando de esos privilegios. Si no cumplen, algunos o todos se podrían suspender.


Cuando se deban suspender los privilegios, hay que hacerlo con firmeza, sin enfados pero consecuentemente.


Finalmente, una vez el o la escolar ha terminado sus deberes es interesante que las familias los revisen, ésta es una manera sencilla de demostrar que se está interesado en las cosas de los niños y las niñas. Por eso, hay que revisar que el trabajo esté completo, no que esté correcto.


Pequeños trucos:


Explicar a los niños y niñas para qué sirven los deberes.
Fijar una hora y un lugar para hacer las tareas cada tarde.
Hay que ser consejero, no hacerles los deberes
Hay que buscar lo positivo y evitar críticas.
Hay que revisar los deberes, no corregirlos.
Fomentar el empleo de la agenda escolar como herramienta de planificación y control de tareas.

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