11 de mayo de 2008
El visionado de este video tiene por objeto hacernos reflexionar sobre cada una de las pequeñas y cotidianas acciones que los niñ@s aprenden cada día. ¿Qué estamos enseñando?
Escuela de padres, madres y abuelos
El visionado de este video tiene por objeto hacernos reflexionar sobre cada una de las pequeñas y cotidianas acciones que los niñ@s aprenden cada día. ¿Qué estamos enseñando?
Fuente: Parasaber.com
Cada día es un drama, se resiste a entrar en la escuela o llora mientras alarga la despedida. Una cosa hemos de tener clara: si no quiere ir es por algo y hemos de averiguarlo.
Todos los niños se hacen los remolones alguna vez cuando llega la hora de levantarse por la mañana y ponerse en marcha para ir al colegio o a la guardería. Aunque se lo pasen bien en la escuela, en casa con mamá será mucho mejor. Les cuesta separarse del entorno familiar, es la ansiedad de la separación, que vuelve a aparecer tras cada periodo vacacional, semana santa, verano o navidades... Volver a la rutina cuesta, les cuesta. La mayoría de las veces se trata de algo esporádico, sin mayor importancia. Quiere jugar con los juguetes que le acaban de regalar, le da pereza oír a toque del timbre todo el día o a veces os echa de menos después de un periodo intenso de compartir con vosotros unas vacaciones. Pero en otras ocasiones el problema subyacente es otro.
Si el niño no padece ninguna enfermedad (gripe, gastroenteritis, otitis) esta causa es la primera que hay que descartar. Después hemos de pensar en otros motivos:
- Ansiedad de separación.
- Presión escolar o académica.
- Dificultades de integración con los amiguitos.
La postura de los padres debe ser firme y cariñosa. Ha de ir al colegio, pero sabiendo que puede contar con nosotros para solucionar los problemas que pueda tener. Si lo dejas en casa, sólo consigues retrasar o aplazar la situación, que se va haciendo mayor cada día que pasa.
Préstale una atención especial si ya tiene más de cinco años y...
- Cada noche pregunta si cuando os despertéis tendrá que ir al colegio.
- Le cuesta mucho despertarse y levantarse y lo hace de mala gana.
- Cada mañana pregunta si se puede quedar en casa, hace el camino quejándose o llora porque no quiere ir.
- Deja de controlar sus esfínteres después de haber superado la fase de aprendizaje, vuelve a reclamar su chupete o se comporta como un niño pequeño, inferior a su edad.
- Se convierte en tu sombra, todo el día enganchado a tus faldas
- Se queja de dolor de estómago o de cabeza y, curiosamente, se le pasa al dejarlo en casa.