Recomendaciones para el uso del chupete

21 de abril de 2008

Fuente: Mujer Terra
Estos son nuestros consejos:

No debéis iniciar su uso antes de los 15 días de vida, hasta que la lactancia materna esté bien establecida, para así no interferir con ella.

Es recomendable comenzar a restringir su uso a partir de los 8 ó 10 meses, y suprimirlo hacia el año de vida.

A la hora de dejar el chupete, hay que ayudar al niño a que lo haga de modo voluntario, sin métodos drásticos ni traumas. No es bueno que este fenómeno coincida con otros acontecimientos importantes, como el inicio de la guardería o el nacimiento de un hermanito.

Sólo deben emplearse aquellos chupetes que cumplan con las normas de seguridad. Estos son de una sola pieza, tienen una base lo suficientemente grande para impedir que todo el chupete pueda entrar en la boca del niño y llevan una anilla para poder tirar de él y sacarlo.

La tetina del biberón no debe usarse como chupete.

No debemos colgar el chupete del cuello, la muñeca, o la cuna del bebé, para evitar accidentes. Fijarlo a la ropa con un imperdible también es peligroso.

Conviene renovar el chupete cuando el caucho se va desgastando por el uso. Durante los primeros meses es recomendable esterilizar o hervir el chupete una vez al día.

No se debe impregnar el chupete con azúcar o miel, ni mojarlo con agua azucarada.

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Riesgos del chupete

Fuente: Mujer Terra
Frente a los beneficios del chupete, hay una serie de riesgos que hacen que debamos ser prudentes con su uso. Os los detallamos a continuación:

Interferencia con la lactancia materna. El patrón de succión del chupete es diferente al de la succión del pezón, de modo que el uso del chupete puede dificultar la adquisición de la técnica para la lactancia materna. Por otro lado, el niño que satisface parte de sus necesidades de succión con métodos no nutritivos estimula durante menos tiempo el pezón materno, y con esto, disminuye la producción de leche, y el niño está más hambriento e irritable, lo que obliga a los padres a introducir la lactancia artificial. Por este motivo, se recomienda no iniciar el uso del chupete antes de los 15 días de vida, o hasta que la lactancia materna esté bien establecida.

Maloclusiones dentarias. Los hábitos de succión no nutritiva se han relacionado con deformidades de la boca. Estos problemas muchas veces se resuelven solos al suspender el uso del chupete. Sin embargo, su empleo después de los 3 años de edad puede ocasionar deformidades más permanentes que requieran de la intervención de un odontopediatra. El uso prolongado del chupete también se ha relacionado con la aparición de caries dentales, debido a la permanencia en el chupete de restos de alimento.

Otitis media aguda. El chupete puede favorecer el paso de bacterias de la nariz y la garganta al oído medio a través de las llamadas trompas de Eustaquio, aumentando el riesgo de otitis. Esto ocasiona que muchos pediatras recomienden restringir el uso del chupete a los primeros 10 meses de vida, cuando la necesidad de succión es mayor y la otitis media aguda es más infrecuente.

Accidentes. En caso de caída accidental, el borde del escudo de plástico rígido del chupete puede ocasionar heridas al chocar con la cara del niño. Por otro lado, el uso de collares para colgarlo del cuello es muy peligroso, pudiendo provocar la estrangulación. Por último, la aspiración de una parte del chupete, con la consiguiente obstrucción de las vías respiratorias, es otro posible accidente relacionado con este hábito. El riesgo es mayor cuando se usan chupetes de varias piezas, como los fabricados en casa con una tetina unida al tapón de plástico de un biberón.





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¡Vamos a hacer los deberes!

20 de abril de 2008

Fuente: Educastur
Las familias tienen que ayudar a los niños y las niñas a desarrollar actitudes positivas a la hora de hacer los deberes, a la vez que incidir especialmente en la organización de la agenda escolar, el espacio y el tiempo en el momento de programar las tareas a realizar. También es interesante reforzar las técnicas de estudio. Pero, ¿cómo lograr que los deberes sean una experiencia más positiva para los hijos e hijas?


En primer lugar es importante que los y las menores entiendan por qué es importante que hagan los deberes encomendados cada día. Es una tarea de los padres y las madres explicar a sus hijos e hijas que nada que realmente merezca la pena se consigue sin esfuerzo y que, por ello, es necesario seguir trabajando después de clase. La familia debe recordar a los niños y niñas que hace falta que practiquen mucho con los conocimientos que aprenden a diario para llegar a poder dominarlos con facilidad.


Es importante, también, que las familias fijen una hora y un lugar para que los y las pequeñas hagan sus deberes. El lugar escogido puede ser cualquiera donde se pueda trabajar cómodamente y donde no encuentren demasiadas distracciones, aunque es preferible que cuenten con un área, aunque sea pequeña, especialmente destinada al estudio, porque así los niños y las niñas cuentan con un rincón donde mantener sus útiles y herramientas de aprendizaje, como los bolígrafos, los cuadernos, el atlas o los rotuladores, siempre en un mismo lugar. Además, según los psicólogos especializados, el estar en un área especial evoca un sentido de propósito en los escolares y los ayuda a concentrarse en las tareas que tienen. Lo que es un error es obligar a los niños y las niñas a hacer sus tareas siempre en una mesa concreta o en una biblioteca, no pasa nada si ellos y ellas prefieren trabajar una atmósfera más informal y relajada. Pueden hacer los ejercicios en el sillón o en la mesa de la cocina, por ejemplo, lo importante es que estén cómodos y que no existan distracciones a su alrededor. Eso sí, una regla de oro es no dejarles nunca hacer los deberes con la televisión encendida, porque esto fomenta malos hábitos de estudio.


Es más importante, en cambio, que los deberes se acepten como parte de la rutina diaria. Siempre tiene que haber un tiempo reservado para las tareas escolares, incluso los días que no se tengan deberes, los niños y niñas tendrán que aprovechar el tiempo de estudio en actividades relacionadas con los conocimientos que ha adquirido, como, por ejemplo, en leer y escribir.
Para ayudar a los niños y las niñas a planificarse es importante saber cuánto tiempo tendrán que dedicar cada día a los deberes, esta información la podrán conseguir en la reunión de padres y madres con los profesores y profesoras o poniéndose en contacto a principio de curso con el tutor o la tutora. Con todo y con esto, no se puede determinar una hora fija para que todos los niños y las niñas hagan los deberes. Algunos y algunas conservan sus energías cuando vuelven del colegio, pero otros y otras necesitan descansar un rato. Por eso, es importante que la familia haga partícipe a los hijos y las hijas de la decisión acerca de cuál será el mejor momento. Sería conveniente que si en la familia hay varios hijos o hijas se escojan tiempos de estudio simultáneos, ya que si no se hace así, es muy probable que acaben molestándose unos a otros.


A la hora de planificar la realización de tareas pendientes o inacabadas y ejercer cierto control de los deberes, es fundamental habituar a los y las jóvenes en el uso de la agenda escolar, en ella podrán anotar las tareas que han de terminar, los temas a estudiar y los plazos para entregar un trabajo o preparar un control.
Los y las escolares deberían acabar sus deberes, como muy tarde, unos cuarenta y cinco minutos antes de irse a dormir, para que puedan disfrutar un poco de tiempo libre y de relax. Otro tema es cuánto ayudar a los hijos e hijas a hacer los deberes. Es importante que las familias den aliento a los y las escolares, pero eso no significa tener que resolverles todas las dudas. Es buena idea sentarse cerca de los niños y las niñas mientras hacen sus tareas para que sientan su apoyo.


También es importante ayudar en ciertas partes de la tarea e, incluso, participar escuchándoles cuando leen en voz alta o explicándoles algún punto que el niño o la niña no entienden bien, por ejemplo, pero no hay que convertirse nunca el padre o la madre que “hace los deberes”.
Si el niño o la niña se resiste a hacer los deberes hay que explicarle las consecuencias claras de esto. Determinar qué sucederá si sus hijos e hijas fallan en cumplir sus obligaciones. Una idea es identificar varias actividades o privilegios de los que los niños y niñas disfrutan todos los días. Si cumplen las expectativas establecidas, continuarán disfrutando de esos privilegios. Si no cumplen, algunos o todos se podrían suspender.


Cuando se deban suspender los privilegios, hay que hacerlo con firmeza, sin enfados pero consecuentemente.


Finalmente, una vez el o la escolar ha terminado sus deberes es interesante que las familias los revisen, ésta es una manera sencilla de demostrar que se está interesado en las cosas de los niños y las niñas. Por eso, hay que revisar que el trabajo esté completo, no que esté correcto.


Pequeños trucos:


Explicar a los niños y niñas para qué sirven los deberes.
Fijar una hora y un lugar para hacer las tareas cada tarde.
Hay que ser consejero, no hacerles los deberes
Hay que buscar lo positivo y evitar críticas.
Hay que revisar los deberes, no corregirlos.
Fomentar el empleo de la agenda escolar como herramienta de planificación y control de tareas.

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